viernes, 18 de agosto de 2006

Pis.

Presiento que alguien me está mintiendo. O que no me está diciendo toda la verdad. Cómo puede ser posible que ante todos los argumentos históricos que tenemos sobre la marca “Pisco”, Chile siga ganando en los organismos internacionales.

¿Cuál es la argumentación chilena? ¿Cómo es que se acepta? Aquí hay algo que no sabemos.

Hasta este punto, toda la información que he leído (y he leído mucha, de muchas fuentes y durante mucho tiempo) me dice que la argumentación peruana es fuertísima y extremadamente sólida. Si eso es verdad, entonces nuestro servicio diplomático debe ser debilísimo y extremadamente blandengue para no poder “vender” algo tan evidente. Eso, o la posición chilena es más fuerte y sólida aún que la nuestra. O algo más triste: los diplomáticos chilenos son más hábiles que los nuestros.

No soy un antichileno. He vivido muchos años allá y me precio de tener grandes amigos chilenos, quiero y admiro mucho ese país. Esto no tiene nada que ver con nacionalismo, es puro Marketing.

Si hay algo que sé a ciencia cierta es que la Marca es lo más importante de todo. Si de verdad es nuestra -cosa que ya me están haciendo dudar- tenemos que hacerla respetar y punto. No hay término medio.

Por ahí dicen que tenemos que diferenciarnos en base a “Calidad”, pero la calidad se puede lograr en el tiempo. No pasarán muchos años antes de que los productores chilenos empiecen a usar la receta peruana de Pisco, y comiencen a producir un aguardiente tan bueno como el nuestro. ¿Y entonces qué? ¿Argumentaremos que la calidad es peruana? Vamos…

A mi, eso de conformarnos con medio Pisco, me sabe a “Pis”.

Y eso de que Chile y Perú salgan a hacer una campaña internacional conjunta por el Pisco… me produce malestares de resaca!

Quizás lo que falla es nuestra estrategia de negociación. Talvez debemos ser más fuertes, más “recíprocos”, digo yo.

Si México reconoce la binacionalidad del Pisco, no tendrá ningún problema de que fomentemos la producción y exportación de Tequila y Mezcal 100% peruanos. Si Costa Rica va por la peruano-chilenidad del pisco no se opondrá a que inundemos Centroamérica con “Guaro” peruano. Si Francia acepta el doble pasaporte del Pisco, estará feliz de que el Champagne y el Cognac se produzcan también en este rinconcito de Sudamérica.
Lo mismo con Italia y su Chianti.

Si así son las reglas, no seamos monses: juguemos así! Quizás ganemos más en términos económicos de lo que estamos perdiendo.

O quizás le damos a nuestra diplomacia una oportunidad para reivindicar alicaído su prestigio, cuando vuelva a sentarse frente al famoso Arreglo de Lisboa, esta vez con algo valioso y concreto para negociar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario