miércoles, 15 de abril de 2009

El error en los tiempos de la web.

promo_donofrio
La promoción de helados D’Onofrio a un sol nos deja una “Caravana” de lecciones.

Para empezar diré que Nestlé fue mi cliente durante casi 20 años, los conozco muy bien y descarto cualquier mala intención de parte de su equipo de Marketing; primero porque la empresa se rige por valores y normas éticas muy claras; luego porque siendo líder -nacional y mundial- en esta y otras categorías jamás arriesgaría su imagen y su negocio por unos pocos soles; eso no tiene ningún sentido comercial, ni financiero, ni de nada.

Ahora... que la cosa les salió mal, es innegable! ¡Salió pésimo! Aparentemente una falta de control sobre sus distribuidores y heladeros convirtió el broche de oro de una temporada “Sublime” en una crisis mediática tamaño “Mega”.

Sucede que equivocarse así ya no es posible en estos tiempos en los que el consumidor es el dueño del medio y tiene un poder “Turbo” que apenas empezamos a vislumbrar.

5 días después del problema hice una revisión del rebote en Internet... Me quedé helado! Hoy he repetido el ejercicio sólo para comprobar que la cosa sigue “Sin Parar”.

Algunos “Bombones”: En Google hay links a 3,500 nuevos artículos publicados en blogs y medios en los últimos 15 días. En YouTube los consumidores presentan 36 videos grabados con sus celulares mostrando a los heladeros in-fraganti. En Facebook hay 13 grupos anti-D’onofrio; el mayor de ellos (“D’Onofrio, lejos de ti”) tiene -al momento de escribir esta columna- 10,671 miembros que han publicado 1,078 mensajes en los que el calificativo más suave que recibe la marca es “estafadora”.

¿Le parece “Exagelado”? Aún hay más... Algunos consumidores están promoviendo un boicot de una semana contra D’Onofrio. Además, la Asociación de Consumidores está denunciando a la empresa ante Indecopi por lo que puede terminar pagando una multa de más de 2 millones de soles. “Chup’t” esa!

Ese es el tipo de “Huracán” que hoy puede azotar a nuestras marcas. Antes rezábamos para que la prensa no se metiera con ellas, hoy hay que temerle a un consumidor que puede reaccionar a velocidad de “Jet” y con el poder de un “Tornado”.

Hace poco revisaba algunos artículos de Kevin Roberts, CEO de Saatchi & Saatchi y autor de LoveMarks, una teoría que dice que las marcas deben buscar la lealtad del consumidor más allá de toda razón. Para hacerlo, Roberts nos recomienda construir sobre 2 variables: el respeto y el amor. En uno de los videos, Roberts decía que una de las ventajas de convertirse en LoveMark es que “cuando nos equivocamos, y tarde o temprano todas las marcas se equivocan, una LoveMark suele ser perdonada más rápidamente por sus consumidores”.

A mi juicio D’Onofrio es una LoveMark, respetada y amada por millones de consumidores. Sacando de lado esta bochornosa promoción, la marca ha hecho muy bien su trabajo. Así, sólo le queda tomárselo todo con “Buen Humor” y esperar que este asunto se vaya enfriando poco a poco, igual que el clima ahora que ya va llegando el “Frío Rico”.

UPDATE:

Para más sobre los efectos de el error en los tiempos de la web, les recomiendo ver este Café de Milton Vera respecto al escándalo que se ha armado con Domino’s Pizza y un par de sus empleados que se filmaron haciendo cochinadas con la comida que preparaban y tuvieron la mala idea de postear el simpático videíto en YouTube. Ambos terminaron presos.


miércoles, 1 de abril de 2009

Para quedarse helado!

El poder de la Internet es para quedarse frío, y eso lo debe estar experimentando la gente de D’Onofrio en estos candentes días.

En otras épocas, la tremenda metida de pata que resultó la promoción de Helados por S/.1, hubiera sido una “experiencia profesional” de la que se hubieran sacado “aprendizajes” que se hubieran podido “corregir” para el año siguiente. Eso ya no es posible en la era de la Internet, una era en la que el consumidor es el dueño del medio y tiene un poder que apenas empezamos a vislumbrar.

A mi juicio, la intención de D’Onofrio era buena: darle al consumidor todos los helados que quisiera a un sol por 2 días. Quizás hayan querido -de pasadita- de deshacerse de algún stock como he leído por ahí, pero incluso así, no creo que haya habido ninguna mala intención por parte del equipo de Marketing de Nestlé. Ahora... que la cosa les salió mal, es innegable! Les salió el tiro por la culata, y lo que debió terminar como el broche de oro de una temporada exitosa, terminó con la marca envuelta en una horrible crisis mediática... la peor pesadilla de un marketero.

¿Por donde falló la cosa? Pues puede que los heladeros se hayan quedado con parte de los helados guardados para venderlos después y ganarse alguito, o hayan querido imponer sus reglas como la heladera del video que grabó “La habitación de Henry Spencer”; o puede ser que los distribuidores mayoristas hayan a su vez impuesto sus propias reglas, limitando la cantidad de helado entregado a la carretillas y guardándose el resto para hacer un mejor negocio vendiéndolo luego a precio regular; o puede ser que simplemente la tremenda demanda no haya sido calculada correctamente y que -como dicen- los heladeros se quedasen sin helados pocas cuadras después de haber sacado la carretilla del depósito.



O puede ser una combinación de todas las anteriores. La única posibilidad que yo dejo completamente fuera es que Nestlé haya querido estafar a los consumidores con publicidad engañosa. Esa no me la creo. Primero porque he trabajado muchos años con ellos y son tremendamente éticos y buenas personas: su negocio se basa en la calidad y la confianza del consumidor en sus marcas y productos, y con eso nunca juegan. Luego por simple lógica: ¿qué necesidad tiene alguien de hacer eso siendo el ultra líder de la categoría? ¿Qué puedes ganar? No tiene ningún sentido ni comercial, ni financiero, ni de nada.

Pero -volviendo al punto- la respuesta del consumidor en la web ha sido para quedarse helado! Hay post en blogs por todos lados! Hay videos, movimientos para boicotear a Nestlé y consumidores llenos de ira. Dedicar una hora a googlear sobre este tema es alucinante: encontré 930 links publicados sólo en esta semana! El Youtube hay más de 30 videos. En Facebook encontré un grupo (hay varios) llamado “D’Onofrio... Lejos de ti!” que del sábado al miércoles al medio día había reunido 6,522 miembros y tenía 860 posts en el wall, en la mayoría de ellos el calificativo más suave que recibe la empresa es “estafadora”. Y además, la Asociación de Consumidores está denunciando a la empresa ante Indecopi y ahora se expone a pagar una multa de más de 2 millones. ¡Qué pesadilla! Es como si esta fallida promoción hubiera sido la excusa para que el consumidor libere toda una serie de frustraciones escondidas contra la marca.

Esa es la realidad del las comunicaciones actuales. Ese es el mundo en la que vive una LoveMark como D’Onofrio. El consumidor es propietario de la marca y hace y deshace de ella a una velocidad nunca antes vista, con un poder nunca antes sospechado. Pero todo ese poder puede terminar actuando como un boomerang. El consumidor pide una reparación inmediata por parte de la marca, pide disculpas públicas, exige que vuelvan a hacer la promoción y que esta vez sí funcione. Pero con todo este escándalo, es muy difícil que Nestlé (o ninguna empresa) se arriesgue a repetir una promoción así: mejor es pagar la multa que haya que pagar y esperar que el tiempo pase un poco, que el invierno le baje la temperatura al asunto e intentar reparar el daño a través de otras disciplinas de comunicación y otras acciones de marketing. Así que al final, aunque el consumidor gane, puede que pierda en el largo plazo. Como todo poder nuevo, tendremos que aprender a usarlo bien, para que no termine haciéndonos daño a nosotros mismos.

Eso... eso es una marca!

¿Qué se le viene a la cabeza cuando hablamos de la marca Coca-Cola? Yo pienso en la botellita de vidrio verde, los almuerzos familiares de domingo, Santa Claus, las burbujas, el sabor dulce, rico, con mucho hielo, mmm... Pienso en el logo rojo, la cinta dinámica, los jingles, la paz mundial y en comerciales de TV. Ah... y también se me viene a la cabeza el fútbol y el Genuino Yo-Yo Russell Coca-Cola con el que concursé en la bodega de mi barrio.

¿Y qué es lo primero que piensa cuando escucha la marca Nike? Yo lo que pienso es en deporte, atletismo, carreras, mis primeras Nike blancas que usaba con jeans, en football, polos de diseño súper cool de tela súper fresca, el swoosh; pienso en comerciales espectaculares con estrellas del deporte: Jordan, Ronaldinho, Zidane... y pienso en Just do it!

Puede que a Ud se le vengan a la cabeza algunas distintas, (lo más probable es que no estén muy lejos) pero eso que Ud. piensa, eso... justamente eso... eso es una marca!

El logotipo es sólo una representación gráfica, un resumen visual de todo lo anterior, pero no es la marca. La marca es mucho más amplia que el logo, es un grupo de imágenes e ideas que han sido cuidadosamente sembradas en la cabezas de los consumidores a lo largo de los años.
Las grandes marcas hacen un trabajo muy consistente. Piense un ratito en Gillette, Nestlé, L’Orèal, Disney... Fácilmente Usted podrá hacer un inventario de las imágenes e ideas asociadas a cada una de ellas, no? Bueno, eso... eso es una marca!

Y discúlpeme que sea tan repetitivo, pero lo obvio por obvio se calla y porque se calla se olvida. Empresas realmente exitosas lo olvidan. Haga la prueba: intente hacer un inventario con su propia marca o con algunas de las marcas que aparecen en esta edición de América Economía; verá que -a pesar de que estamos hablando de marcas destacables- es difícil hacer un inventario de imágenes e ideas tan consistente como el de Gillette, por ejemplo.

El problema (que es mundial, regional y local) es que sembrar ideas y crear propiedades publicitarias toma tiempo y consistencia, y eso se esta descuidando: la consistencia. ¿Por qué? Por la velocidad con que se vienen dando los cambios. Y no hablo de los cambios tecnológicos, sino los cambios de personal en las empresas! Los ejecutivos cada vez duran menos en sus posiciones y como la llegada de un nuevo Gerente de Marketing es sinónimo de cambio de campaña publicitaria, pues cada vez son menos las campañas que mantienen un mismo mensaje por un tiempo razonable, cada vez hay menos slogans famosos.

En “Lo que los Marketeros Podrían Aprender de la Campaña de Obama”, Al Ries (padre de la teoría del posicionamiento) elogia la simpleza, consistencia y relevancia de la campaña presidencial; nos cuenta que mientras sus rivales ensayaban slogan tras slogan, Obama se apropió de la palabra “cambio” y no la soltó. También anota lo que está pasando en la industria: “el tiempo promedio que un Gerente de Marketing se mantiene en su puesto es de 2 años y 2 meses y -curiosamente- la duración promedio de una campaña corporativa en Business Week es de 2 años y 6 meses”.

Además, algunos marketeros y publicistas consideran la repetición como una ofensa a su talento, como un injusto freno a su derecho divino a competir en la carrera por la fama instantánea y los múltiples premios que el destino les depara. Su ansia de gloria hace que olviden que en nuestro mundo hiper-saturado de información la repetición consistente de un mensaje único, claro y diferenciador es una necesidad cada vez mayor para la construcción de ese grupo de ideas e imágenes que constituyen una marca mayor.

Pero, ¿se puede ser consistente y a la vez tan creativo como para mantener la marca fresca y ganar premios, ser famoso y salir en la foto antes de los 30? ¡Pero claro! Miren a Nike, a MasterCard, a Guinness, a Levi’s... todas marcas famosísimas, con slogans y campañas consistentes por años -y hasta por décadas!- que ganan todos los premios que quieren, pero lo hacen construyendo un clarísimo y consistente inventario de ideas e imágenes asociadas a ellas. Porque eso... eso es una marca!