viernes, 27 de enero de 2006

Todavía.

Vengo llegando del sur de Chile, donde asesoro a un gringo que está montando un hotel ya-no-ya. Ha comprado más de 10,000 hectáreas de tierra patagónica colindante con el mar y están metiendo decenas de millones de dólares en construir un complejo dirigido al 0.5% más alto de la población europea y americana, a los que visitar el hotelito les costará $500… por noche… por cabeza. Plop!

Sentado frente al mar, bajo el cielo azul de Puerto Montt, debo reconocer que el sitio tiene su magia: la naturaleza de esa zona es especial, el mar es azul y la fauna -media prehistórica, con plantas de hojas gruesas para soportar el frío polar- llega hasta la orilla del océano. Ok. Pero eso no evita la pregunta: ¿Por qué diablos no lo hicieron en el Perú? ¿A estos patas nadie los llevó al Valle Sagrado? ¿No les dieron una vueltecita por Tambopata? ¿El Colca nos les gustó? ¿No les invitaron un cebichito?

Claro que sí. Obviamente conocen muy bien el mercado peruano y por lo mismo piensan que todavía no es el momento. Todavía no, porque todavía secuestran a la gente y no podrían mandar a sus ejecutivos. Todavía no, porque todavía hay terrorismo. Todavía no, porque todavía tendrían que pagar coimas para que el proyecto salga. Todavía no porque todavía vemos al inversionista extranjero como un ladrón de recursos.

¡Qué rabia caramba! Abimael está en cana hace años, pero 40 locos anacrónicos en la selva pueden frenar inversiones millonarias. Los tupacamarus ya no secuestran, pero una banda de delincuentes nos define como país inseguro.

Pero ahí vamos… con un candidato diciendo que va a expropiar las inversiones extranjeras, que le va a quitar una casa al que tenga 2 y que sólo los cobrizos serán peruanos. (Oiga Don Ollanta: ¿Y cuando ya no sea peruano, qué hago, ah? Los británicos no me van a dar un pasaporte porque mi tatarabuelito fue inglés en 1800!)

A los inversionistas, si es un “rebrote” como dice Kuczynski o son “remanentes” como dicen los otros… les da lo mismo! Si son terroristas o narco-terroristas, secuestradores o delincuentes comunes… les da lo mismo. Molesta ver tantas horas/político dedicadas a la semántica, porque -a todo esto- a mi también me da lo mismo!

Da pena ver que nuestro país crece y avanza no “lento pero seguro” sino inseguro y por eso lento, y saber que todo “chorrearía” más rápido con una imagen limpia.

Ojalá sólo se tratara de a hacer una campaña sobre las bellezas del Perú (créanme que con el talento que hay por acá el tema estaría resuelto en 2 papazos!) pero la publicidad nunca funciona cuando el producto no está listo… todavía.

miércoles, 18 de enero de 2006

El Muy-Muy de Lucas.

En un Concilio Creativo de McCann, nos llevaron a conocer el Skywalker Ranch. Este lugar, creado por George Lucas en algún lugar de California, es el Disneylandia de la producción audiovisual. Toda la tecnología punta está ahí, en un ambiente maravilloso, bucólico, perfecto! Te encierras, creas, produces y chau!

Una biblioteca fantástica ofrece material de consulta respecto a cualquier tema; quieres ojear los uniformes húngaros del Siglo XVII: en esos libros están todos, del Mariscal al soldadito! 3 enormes salas de cine -mejores que cualquiera que haya en Lima- servían sólo para hacer pruebas de sonido. Tuve la fortuna de que nos mostrarán la sonorización de la secuencia inicial del Soldado Ryan: cada bala sonaba distinta, cada casquillo había sido trabajado independientemente. En otro complejo igual de grande que el de audio, se trabajaban los efectos visuales. Nos mostraron partes en proceso de un episodio de la Guerra de las Galaxias que fue la primera película de esa categoría grabada íntegramente en video digital. Adiós 35mm!

Comenté que me parecía increíble la cantidad de plata que podían producir las películas. “Todo esto no se paga con películas –me contestaron- se paga con muñequitos”. Me explicaron que el principal negocio de Lucas no necesariamente provenía de las taquilla, sino de la venta de mercadería asociada a sus películas, de licencias y del propio Skywalker Ranch.

Recordé a una amiga que tenía un programa de televisión para niños; ella no vivía del sueldo, ni de los discos por los que recibía una miseria. El negocio estaba en los conciertos que los fines de semana llevaba a provincias. Mientras ella cantaba en el coliseo, su esposo vendía afiches, fotos autografiadas y diversos souvenirs en las galerías. Y no les iba nadita, pero nadita mal.

Muchos negocios funcionan así, con una Estrategia de Carnada y un Anzuelo. La carnada atrae para que muerdas el anzuelo. Entiendo que las gasolineras ganan más con las tienditas (su anzuelo) que por la gasolina (su carnada). Las Tiendas por Departamento dominan a la perfección el uso de la carnada y el anzuelo: su principal negocio de ninguna manera es la venta de mercaderías, que son sólo una muy apetecible lombriz que te hipnotiza con sus contorsiones para dejarte bien enganchado a su tarjeta de crédito.

Hace un par de meses compré una impresora Canon. Era copiadora, scanner e impresora y por poco más de US$100 me pareció un muy buen negocio. La carnada! 2 meses después, ahora que ya he tenido que renovar tintas 3 veces, a US$35 cada vez, siento clarito el tremendo anzuelote que mordí y del que me va a ser difícil zafarme.

Ni modo: no hay pescadito que se resista a un buen muy-muy.