jueves, 12 de noviembre de 2009

Un bombero muerto



En agosto del 2007, la tradicional marca de chocolates Cadbury lanzó un comercial diferente: al ritmo de una canción de Phil Collins veíamos el rostro de un gorila respirando pausadamente, hasta que descubríamos que estaba sentado en una batería y empezaba a tocar los tambores al ritmo de la canción.

¿Qué tiene que ver un gorila tocando batería con un chocolate? Podría ensayar alguna respuesta inteligente... pero la verdad es que no tengo la menor idea! Lo que sí entiendo es la estrategia: en un mundo hiper-saturado de información es necesario crear imágenes realmente inéditas para llamar la atención de los chicos.

Piense en todo lo que ya ha visto en la tele. ¿La Casa Blanca destruida por un rayo láser? Yala. ¿Un policía caminando descalzo sobre vidrios? Yala. ¿Una horda de zombies devorando cerebros humanos? Yala. Y esas 3 imágenes tienen más de 10 años. Son viejísimas! En la última década la Internet multiplicó la cantidad de imágenes que podemos ver por un millón. Ahora las podemos ver cuándo y dónde queramos.

El mono de Cadbury (que a propósito se ganó el Grand Prix de Cannes) nos muestra el camino a seguir al buscar la atención de un consumidor al que ya nada sorprende, porque - tengamos esto claro- mientras tratamos de que vea nuestro típico comercialito de 30” el chico está en video-conferencia con su primo en Australia, jugando en línea con sus amigos del colegio y bajando música para su iPod. O sea... más vale que tu comercial tenga algo realmente diferente o no le dará ni pelota! Por el contrario, si tienes algo realmente original -como un gorila tocando batería, por ejemplo- el chico será tu mejor aliado: se lo contará inmediatamente a sus amigos por el messenger, lo buscará instantáneamente en YouTube y pondrá el video en su Facebook y en su Blog para que ser el primero en compartirlo con sus amigos.

Cuando empecé a trabajar había una pregunta que se usaba en el departamento creativo de Forum cada que llegaba un proyecto: “¿Los trapecistas, los loquitos bailando o un bombero muerto?” Era un código interno para catalogar lo que se buscaba: un par de personajes que contaran la historia (trapecistas) un comercial que hiciera la marca cool (los loquitos bailando) o una escena fuerte que haga que el consumidor pare y nos escuche (el bombero).

25 años después el principio sigue siendo el mismo, la diferencia es -por insensible que suene- que en un mundo que vio caerse las Torres Gemelas sobre los bomberos de Nueva York, un bombero muerto ya no llama la atención de nadie; al menos no más que un gorila tocando una canción de Phil Collins en batería.

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