jueves, 25 de mayo de 2006

Que pena me da mirarte cuando te miro, ay!

Nadie puede hacer pisco de caña de azúcar, no? Tampoco de cebada, no? Pues así como hay reglas para lo que es el Pisco Peruano, debería haberlas también para lo que es una Peña Criolla, digo yo.

Déjame que te cuente…

Como el 90 % de los latinos en el mundo, yo también tengo una prima que vive en USA. Claudia se enamoró allá de un español y vino a casarse a Lima. Su hermana Viviana, que –coincidentalmente- vive en España, llegó para la boda. Y ambas trajeron amigos: todos españoles.

- Llevémoslos a la peña nueva de Larcomar! Eso si, vamos temprano porque el show empieza a las 8:30 (la matinée de las peñas).

El local estaba bonito, y el show –aunque demasiado estilizado para mi gusto- pasaba. El sonido fallaba un poco -al menos en el rinconcito en que estábamos- pero se compensaba con un buffet criollo surtido y muy sabroso.

Pero claro, show que arranca temprano, acaba temprano. Así que a eso de las 10, el baile dio paso al clásico conjuntito criollo. Un valsesito… otro valsesito… y la cantante empieza con las clásicas preguntas “De qué país es Usted?”

- De Venezuela! Y zácate, se zampa el yo nací en una ribera del Arauca vibrador completito.

- De Brasil! Y vamos con la Garota de Ipanema de principio a fin.

Como a las 12 ya había cantado todas canciones típicas de todo el continente, mientras los gringos -que habían ido a conocer el folklore Peruano- se iban poco a poco, llevándose sus ilusiones y también sus dólares. Cansadita debe haber quedado la cantante de su andar por el continente ya que se fue con su música a otra parte y nos dejó con música grabada para bailar.

Y arranca la primera canción: Carito me habla en inglés, de Carlos Vives. ¡Plop!

¿Cómo explicas a tus invitados la música colombiana en una peña? ¿Les armas el cuento de la unión latinoamericana? O les dices que como los Incas llegaron hasta Colombia, entonces…

¡Toda la música para bailar era tropical y extranjera! ¡Toda! Cuando Angela Carrasco cantaba yo dejé mi corazón que sólo vive, en un mágico rincón de mi Caribe, pedimos la cuenta muertos de vergüenza internacional. Imagínese ir a ver Tango en Argentina y que le pongan merengue. O darse el trote hasta un Tablao español para que salgan con puro rock en inglés. ¡Jamás!

Ahora que estamos siendo tan exitosos en el Turismo, tenemos que cuidar esos detalles. Finalmente, al marketear un país lo que vendemos es una experiencia completa que el turista lleva a casa y comparte con sus amigos.

Ojalá nuestros españoles se hayan llevado al menos una botellita de buen Pisco Peruano.

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