jueves, 28 de junio de 2007

Lo que hago, en mi vida.

No digo que sea la única, pero creo que hay muy pocas profesiones en las que el trabajo que uno hace tiene un efecto directo en la propia vida de uno. Explico mejor: cuando trabajas en Marketing y Publicidad, tus acciones revierten directamente hacia ti, ya no como profesional, sino como consumidor. Pucha: es como si tu propia bala diera la vuelta al planeta y te golpeara en la nuca.

Yo supongo que un Ingeniero que se enfrenta a un puente nuevo rápidamente analiza el diseño, las fuerzas involucradas y la solución que dieron sus colegas: que rol cubre cada columna, cada tensor, etc. Pero luego, inevitablemente cruza el puente para llegar a donde tenía que ir.

Lo mismo me sucede cuando veo una campaña: inmediatamente analizo la estrategia, los gatillos que quieren disparar en mi mente, evalúo la idea, la construcción del mensaje, pienso algunas formas de hacerla mejor, reviso los textos, la gráfica, la fotografía, la narración. Pero una vez que termina “mi trabajo”, la otra parte de mi cerebro –la de consumidor- entra en acción, y ahí no hay racionalidad que valga.

“Tú solito te vendes cosas” –me ha dicho Jessica en más de una ocasión, cuando rehuso tomar una bebida que no sea Coca-Cola, un café que no sea Nescafé, una pasta que no sea Kolynos...
Y cuando yo veo que ella, o Catalina, o Marina, son enganchadas por alguna oferta publicitaria, les trato de explicar qué es lo que están haciendo mis colegas para “meterles esas idea en la cabeza”. Pero es inútil: todos somos simples consumidores, incapaces de resistir una campaña inteligentemente planteada y brillantemente ejecutada.

Puedo decir concientemente: “Ni hablar! Yo no voy a pagar un centavo más por una Peroni habiendo tantas ‘peruanis’ tan buenas”. Pero solito voy a caer, y así como alguna vez me tomé una Heineken, me tomaré una italiana.

Puedo decir “no voy a participar en esa promoción porque es más fácil ganarme la lotería que sacarme el premio”, pero terminaré llenando los cupones como cualquier lego en la materia.

Cuando hacemos bien nuestro trabajo, es simplemente irresistible, incluso para nosotros mismos. Hay una Palm nuevecita en mi cajón que corrobora el hecho: no sé ni para qué me la compré, pero es que se veía “tan indispensable para un ejecutivo moderno”.

Como cuando uno está frente a un mago, uno sabe que hay un truco, uno puede incluso llegar a deducir el truco; pero cuando la magia ocurre no puedes dejar de sorprenderte, aplaudir y creer en ella. El Marketing y la Publicidad tienen esa misma clase de magia, que uno quiere ver y comprar voluntariamente, a pesar de que –todos sabemos bien- tiene su truquito.

domingo, 10 de junio de 2007

Ganamos Páginas Amarillas!

Cuando un cliente pone en licitación su cuenta publicitaria, la agencia que lleva la cuenta tiene todas las de perder. No es imposible que la gane, pero tiene un handicap en contra, de otro modo, el Cliente no hubiera llamado a licitación en primer término.

En Julio de este año, Fernando Fascioli de McCann, me invitó a trabajar en el equipo que saldría a defender la cuenta de Páginas Amarillas, una oferta que no pude rechazar por lo que significaba para mi volver a trabajar por un rato en la vieja casa de Tripoli 102 y con el equipo del que fui parte hasta hace apenas un par de años. Además, Páginas Amarillas había sido mi cuenta mientras estuve en McCann: le había metido mucho tiempo y muchas ideas, y si podía colaborar a mantener la cuenta en la agencia, qué mejor.

Para suerte mía, cuando llegué a McCann Costa Rica tuve la oportunidad de trabajar con las Guías Telefónicas de Verizon. Aunque la estrategia y el portafolio de productos de Verizon era completamente distinto al de Páginas Amarilla en Perú, se podía decir que no me había alejado de la categoría: estaba calentito y a la vez fresquito.

Como era de esperarse en McCann, el trabajo estratégico estaba rico y había de dónde agarrarse. El equipo compró la primera campaña de la lista de alternativas que llevé. No era mi favorita, debo admitir, pero -como siempre nos pasaba cuando trabajábamos juntos- Fernando la analizó más a fondo y descubrió en esa punta un potencial que ni yo mismo había entendido del todo. Siguiendo sus comentarios, le di una masajeada adicional y -para qué- quedó espectacular! La gráfica la trabajó el equipo de McCann con Ricardo Mares y Pokemón (Eduardo Meza). Ellos también hicieron un fantástico trabajo con todas las piezas de BTL.

Fue un gusto entrar nuevamente a las oficinas de Páginas Amarillas y encontrarme con ese equipo humano con el que tanto habíamos trabajado en años previos. Sus caras de sorpresa no se podían ocultar: qué hace Robby aquí? Fernando les explicó que venía como Consultor especialmente contratado para el pitch y la cosa se aclaró. Richi y yo presentamos la parte creativa en un tándem bastante entretenido y demostramos en una media hora como la campaña, además de ser muy insightful y muy humana, tenía una millaje realmente amplio.

Quedé muy contento con esa presentación. Y aparentemente, el equipo de Páginas Amarillas también, ya que un par de semanas después le confirmó a Fernando que McCann seguiría a cargo de la cuenta.