jueves, 30 de septiembre de 2004

El Gran Secreto de los Creativos.

La casa de Carlos Pinto quedaba en Entreríos, Guayaquil. Habíamos abandonado la fiesta con un grupo y salido hasta el portón a recibir unas pizzas. Todos regresaron a la casa, mientras Quinto Ausejo y yo nos quedamos un rato tomando unas cervezas Club, filosofando y riendónos en la calurosa noche del Guayas.

Quinto -un Creativo nato y genial- y yo empezamos a hablar de nuestras recientes experiencias como Directores Creativos Generales de una Agencia (él acababa de serlo en McCann Guayaquil, y a mi me habian dado McCann Quito), sobre la tarea de liderar a una tropa de talentos artísticos y lo delicado que era elegir los nuevos Creatas que debían integrarse al equipo; ambos habíamos tenido malas experiencias en las que una sola contratación errada había arruinado todo el clima del Departamento Creativo.

“La principal característica que debe tener un Creativo es ser una buena persona" –concluyó Quinto.

Entre el millón de frases hilarantes y memorables que se puede sacar de cualquier conversación con Quinto, tengo grabada esa frase desde hace 12 años.

Los mejores creativos que he conocido son unos optimistas empedernidos. Es como si a estos tipos nada pudiera amargarles la vida, ni siquiera el tener que “entubarse” una campaña en la que creían firmemente, porque -después de todo- una idea rechazada es solamente un plazo adicional para que se te ocurra una idea mejor.

Los mejores Redactores y Directores de Arte que he visto, reciben cada OP con fruición, como si fuera un Geniograma vacío, como un nuevo puzzle al que “en una semanita” le encontrarán solución perfecta y redondita.

Cuando se trabaja en un lugar al que llegan todos los problemas y deadlines, de todas la marcas de la agencia, este “supra-positivismo” no es una alternativa, es un mecanismo de supervivencia. Se tiene que ser muy optimista para pensar que con una hoja en blanco y un lapiz puedes convencer a millones de personas de hacer lo que necesitas que hagan. Sólo un tremendo optimista puede darle forma a esa idea, lograr que su Cliente apueste en ella, y hacer que de verdad funcione.

¿Conflictivos, mal intencionados, arribistas, serruchos? Existen, pero se van rápido; son rechazados por sus colegas, por los de Cuentas, los de Producción... Pronto salen dando un portazo en onda “ya no los soporto” cuando lo que ha pasado en realidad es que el sistema inmunológico de la Agencia ha actuado para recuperar la química natural de su Departamento Creativo.

Serán unos locos que trabajan en jeans, soñadores, románticos, noctámbulos, unos tipos que requieren que estés atrás de ellos todo el tiempo, pero son los patas que tienen la solución que andabas buscando y son –como dijo Quinto- buenas personas.